Su nombre era Siyyid ‘Alí-Muhammad. Sin embargo, desde que comenzó la misión que decía que Dios le había encomendado en 1844, adoptó el título del Báb, que en castellano significa La Puerta. Era hijo de un comerciante persa y los relatos sobre su infancia temprana indican que, además de gran humildad, candidez y pureza de corazón, poseía —como suele ocurrir con esos personajes carismáticos y extraordinarios de la historia que reclaman conexión directa con lo divino— tal conocimiento intuitivo, aparentemente innato, que hizo que tuviera que dejar la escuela por la incapacidad de sus profesores para enseñar a un niño tan especial.
Los primeros 18 seguidores del Báb son conocidos como las Letras del Viviente, siendo el Báb el Viviente. Ellos, quienes reconocieron la estación divina del Báb en primer lugar, de manera espontánea, y se pusieron a su servicio incondicional sin dilaciones, fueron los primeros en demostrar unas cualidades heroicas que parecen igualmente necesarias en el siglo XXI para transformar la sociedad y hacer del mundo un lugar más pacífico y justo.
Os esforzaréis por prender de nuevo en sus corazones el fuego del amor de la Belleza de Dios y por fortalecerles la fe en Su Revelación.
A pesar de que el periodo de «revelación» del Báb fue relativamente corto —seis años—, debido a las persecuciones, encarcelamientos múltiples y ejecución final, Sus enseñanzas son muy extensas. Sin embargo, la esencia de las mismas se encuentra en el libro El Bayán persa. En el corazón de Su mensaje se encuentra un llamamiento a traspasar, a través de Él, la puerta que conducirá a un nuevo conocimiento de Dios, un conocimiento que vendría a través de otro mensajero divino que aparecería de forma inminente y que cumpliría las promesas de todas las tradiciones religiosas del pasado a fin de inaugurar una nueva era de paz, de unidad y de justicia social. No obstante, solo los que purificasen su corazón de apegos de todo tipo, incluyendo el conocimiento adquirido, y alcanzasen grandes alturas de sinceridad, podrían reconocer al Prometido.
Contemplad qué constancia ha revelado esa Belleza de Dios. Todo el mundo se alzó contra Él y, sin embargo, fracasaron estrepitosamente en el empeño. Cuanto más arreciaba la persecución sobre ese Sadrih [Rama] de Bienaventuranza, más se acrecía Su fervor y más brillante alumbraba la llama de Su amor. Todo esto es evidente, y nadie disputa esta verdad. Por último, entregó Él Su alma y remontó vuelo hacia los reinos de lo alto.
El Báb, aunque puede decirse que es el fundador de una religión nueva, el babismo, provocó una gran conmoción y reforma dentro del mundo islámico chiita de Irán. Cientos de miles de personas se unieron a Su Causa procedentes de todos los estratos sociales, pobres y ricos, teólogos y legos, eruditos e iletrados, aristócratas y plebeyos. Por ello, el entonces Sháh de Persia, instigado por la jerarquía eclesiástica, ordenó que lo desterraran, encarcelaran y, finalmente, que lo ejecutaran en una plaza pública de Tabriz ante una gran muchedumbre, con 750 soldados que tuvieron que disparar en varias ocasiones y en circunstancias extraordinarias. Esto, sin embargo, no extinguió Su luz, sino que se convirtió en un aceite que expandió Su fuego de tal forma que, tras la asunción del liderazgo por parte de Bahá’u’lláh —título que en castellano significa la Gloria de Dios—, quien primero fue Su discípulo y después manifestó ser el Prometido anunciado, sigue irradiando luz de conocimiento y esperanza en focos establecidos en todos los países del planeta para un mundo interconectado en urgente necesidad de modelos viables y funcionales de organización colectiva.
El Báb dejó esta vida el mediodía del 9 de julio de 1850, al ser ejecutado por órdenes del Shah de Persia. Sus restos mortales fueron preservados por algunos bahá'ís hasta que, en marzo de 1909 pudieron ser finalmente enterrados en Haifa (Israel).
El Santuario del Báb es desde entonces un lugar de devoción de los Bahá'ís del mundo, visitado por miles de personas de diversos orígenes culturales y religiosos.
En octubre de 2019 el mundo entero conmemora el 200 aniversario desde que esta Luminaria se remontara sobre el horizonte del mundo. Las centenares de miles de localidades y comunidades en las cuales residen seguidores de Bahá'u'lláh, brillarán en conmemoración de Su Aparición.
Bahá'ís en tu localidadLa comunidad bahá’í de España cuenta con miembros de procedencias culturales y étnicas diversas, tanto de dentro como de fuera de sus fronteras, diversidad que se ve reflejada en su riqueza artística y lingüística.
Los bahá’ís, en colaboración con otros individuos y organizaciones, se esfuerzan por contribuir al avance de la sociedad inspirados por la visión de Bahá’u’lláh de un mundo próspero, justo y unificado.